Operativo Retorno.


¿ Están cagados? La palabra seguramente no es cagaso,  sino ansiedad. Digamos la verdad, si hace un mes y medio nos decían que llegaríamos a la última fecha con dos puntos de ventaja sobre el Globo, pocos lo hubieran creído, quizás algún bebé. Por suerte, desde que se fue el presidente inútil, turro y mufardo que teníamos, la tendencia cambió.
Están diciendo algunos periodistas, seguramente para mufar, y están opinando muchos exitistas que “ya está”, que el Rojo “ya ascendió”. Algunas precisiones. En primer lugar, como dice mi amigo Alvaro, Independiente en todo caso no “ascenderá”, sino que “regresará” que es bien distinto. Segundo, hay un millón de pesos para Patronato si nos gana, así que esos muchachos van a correr mucho, van a ser once fieras hambrientas. Habrá que ganarles jugando muy bien y poniendo mucho huevo. Nos esperan quince o veinte minutos muy tensos al comienzo, y si no hay gol nuestro en ese tiempo, mejor no hablemos de la ansiedad que habrá en la cancha y en las tribunas después. No voy a una fiesta. Quiero regresar a Primera, y sé que el partido si no lo rompemos de entrada con un gol va a ser jodido. Me decía un amigo el otro dìa, “podemos encontrarnos en el playón de la Erico antes del partido y comernos unas bondiolitas,” Las pelotas, voy a comer recién después del partido, ni una barrita de cereal me voy a poder echar a la panza hasta las 17 horas. El exitista que me invitaba a comer nunca vino en la B, y cree que hoy va a una fiesta de 15. A propósito, ayer a la mañana estuve en la Sede, y daba mucha rabia escuchar a personas que acompañaron durante toda la B al club, que fueron y alentaron en los partidos más malos de este mediocre plantel, diciendo que no podrían entrar a la cancha contra Patronato porque los bonos de mierda se habían acabado. Había un pibe que tenía al hijo en brazos. Le dije que esperase cerca de  la reja que habían bajado en la puerta de la Sede. Había allí una larga fila de abonados a platea aguardando para retirar bonos reservados. Entré a la Sede diciéndole a un viejo inhóspito que atendía en esa reja que yo iba adentro a  comprar indumentaria. Me dejó pasar.  Fui con el carnet y pedí mi bono. Era un lance, porque ayer en Boyacá retiré tres. No los habían anotado por supuesto (Gestión Cantero), y me entregaron otro bono más. Compré un camperón en Rojomanìa y salí. Cuando le di el bono, el chabón casi se pone a llorar. De acuerdo a la lógica del descontrol que hay en el club, de acuerdo al algoritmo parejo de desorden que impuso el canterismo, ese pibe seguramente hoy con un bono de abonado a platea  va a conseguir entrar y ver al Rojo en alguna popular.

Hablando de desorden administrativo. Tiene 600 empleados Independiente. Sueldo promedio: 9000  pesos mensuales. Atienden como el orto muchos, sin nada de onda, tanto en la Sede como en la subsede Boyacá. El Rojo tiene por lo menos 200 empleados de más. Eso suma unos 50 millones de pesos al año, algo así como el doble del dinero que el club percibirá de la tele cuando regrese a Primera. Es alevoso, las minas se la pasan mirándose las tetas o chusmeando. Y los varones son casi todos incapaces, son los típicos empleados de la política. Hay 200 empleados de más, y el club no pudo organizar correctamente la entrega de bonos.

Bueno, llegó la hora de la verdad. Basta de hablar. Hay que regresar a Primera. Como sea. Con tres goles en orsay y dos penales inventados, o con un cabezazo compartido entre Ojeda y Tula en el minuto 93, no importa cómo, lo único que importa es regresar.  

Saludos.
By j-les