¡ Qué lindo fue volver a gritar goles ganadores en nuestra
cancha!, ¡ cantar un poco ¡, ¡ sacarnos la mufa !
Hacía un frío allá arriba en la Erico…encima ni bien llego a
la cancha, cabezazo en nuestra área porque Razzotti pierde la marca, el Ruso
vuelve a atajar como cuando descendimos, y gol de Sarmiento.
Estuvimos, a partir de ese gol, 40 minutos groggys,
deambulando la cancha, lentos, eran 11 caracoles rojos. Y si
entraba esa bola que dio en el palo, se hubiera complicado mucho el partido,
demasiado…sobre todo para los jugadores y los dirigentes…porque ya no estamos
para aguantar mas tocadas de orto, no somos el padre Grassi en su primera noche
en el pabellón carcelario…al curita violín que tiene pinta de morfeta le espera
una noche complicada en el yonpa, como pudo ser la nuestra si la pelota esa de
Mauro Dìaz entraba en el arco del bipolar Ruso.
A partir del empate de Parra todo cambió. Tuvimos mucha
suerte, otra vez.
El segundo tiempo fue otra cosa. Creo que el “Kiwi”
(Sarmiento) se cagó un poco también. No están acostumbrados a jugar delante de
25 mil personas, tomaron conciencia de donde estaban, de cuanta gente había y empezaron a defecarse. Pánico escénico. Eso por
un lado y la actitud del equipo rojo por la otra, los empujaron hacia atrás. Ya
no tenían transición rápida desde el medio hacia adelante, y en ese contexto,
un error de su arquero nos permitió pasar a ganar, a cantar un rato, a desahogarnos
un poco de tanta angustia acumulada en estos meses. Explotó la cancha con el
segundo gol de Parra.
Se ganó por segunda vez consecutiva, hay que aferrarse a eso,
si no te volvés loco. Iba cruzando en taxi por Valentìn Alsina, y de golpe me
vino el ramalazo desde la conciencia…”¿ pero qué hacemos acá yendo a ver a
Independiente en la B y encima siendo lunes?, ¿ te volviste loco, vos?” Creo
que el taxista pensaba lo mismo. Encima porfiaba, me decía (mientras subía el
volumen de la radio): “pero escuchá bien, Fantino está hablando bien de ustedes
y de van a ganar este partido”, “Fantino nos está mufando”, “debe extrañar a
Bastia que se fue a pasar una noche libre con el padre Grassi” le dije, y desde ese
momento hasta que llegamos al Puente Agüero no me habló más.
Salimos de la cancha bien, era todo lindo. Las ranas del bañado
que está bajo los Siete Puentes croaban saludando. Y de aquellos 40 minutos iniciales, en los que parecíamos 11
fantasmas, no se acordaba nadie. Está bien, porque esta clase de partidos de
unos años a esta parte siempre los perdimos. El Rojo suma y sigue, es lo único que
importa.
Cáceres (aunque a veces sobra la jugada) cada vez es más
dueño de la camiseta “2”. En el medio, Zapata corrió y presionó mucho. No le
pidan que juegue ni que defina, pero ahí, de doble cinco por adentro parado más
adelante de Razzotti , no dejó armar el fútbol del “Kiwi”. Parra, efectivo.
Pisano bien, encarador y guapo. En el primer gol de Parra, él le puso la pelota
en la testa al goleador. Cáceres, Zapata, Pisano y Parra. NADA MÁS. Ayer alcanzó.
El rojo suma y sigue, le ganó a un equipo difícil, que en el campeonato pasado salió
cuarto y por muy poco no ascendió. El sábado a Córdoba, a jugar contra la T,
uno de nuestros hijos predilectos.
Festejen. Si, festejen. Estamos en la B, ¿ y qué ?, ¿ por eso no vamos a ponernos contentos si ganamos un partido muy chivo ?Estamos algo mejor, aunque falta mucho para ser un
equipo. Ganar ayuda, regenera.
Saludos.
By j-les